Lo primero que sucede al bajar del avión en Iquitos es: una oleada de calor húmedo que se te pega en la ropa y en la piel... lo segundo es que se te aparecen todos los iquiteños a saludarte con su gracioso dejo al hablar... ya sean porque realmente son los que esperan por ti o por el solo hecho de saludar y recomendarte de todo para hacer más feliz tu estadía. Y lo que más buscaba yo era: probar la comida!!! así que al día siguiente luego de terminar mi visita a Quistococha, mientras el hambre dirigía la batalla entre mis solitarias, decidimos almorzar! ( a las 4 de la tarde, jajaja) entre todas las ofertas que exponían sus espécimenes nos decidimos por ésta: Estaba debidamente despachada: cecina, chorizos, paiche, lagarto, juanes, tacachos, etc... Como siempre yo eligiendo el más grande... jajaja un sábalo perfecto, a las brazas en su hoja verde... ese brazito era de majáz (sorry no sé si es con Z o S...) y me lo sirvieron con un tacacho.. que al final no pude terminar... parece chico...